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CLUB DE LECTURA | Pensar la cultura

25/01/2024 – 08/02/2024

El próximo Club de Lectura será algo diferente, consistirá en una especie de metaclub en el que se hablará de la necesidad (o no) de la propia lectura. Alejandro Zambudio guiará este club titulado 'Pensar la cultura', en el que se pondrán en común dos o tres capítulos de obras de Mark Fisher, Pier Paolo Pasolini y Remedios Zafra.

El objetivo de este club no es otro que pensar acerca de la cultura, no sólo de hacerlo en relación con la producción cultural, sino también en consonancia con los tiempos que corren. Realismo capitalista de Mark Fisher trata el tema de la nostalgia en la cultura y la dificultad de trazar nuevos horizontes culturales desde la década de los ochenta. Remedios Zafra, con Frágiles, aborda la vulnerabilidad humana, la ansiedad y la esperanza para todos aquellos que realizan trabajos culturales precarios; mientras que Escritos corsarios de Pasolini es un texto clave para entender el desarrollo de la sociedad de consumo durante el siglo XX, perfectamente extrapolable a la época en que vivimos.

CALENDARIO: El club constará de dos sesiones una primera introducctoria el 25 de enero y la segunda el día 8 de febrero

HORA: A las 18h. Duración aproximada  90min. 

LUGAR: CENDEAC

 

TEXTOS

1. Fisher, M. (2018). Impotencia reflexiva, inmovilización y comunismo liberal. En Realismo capitalista (pp. 49-60). Caja Negra.
2. Pasolini, P. P. (2022). 9 de diciembre de 1973: Aculturación y aculturación. En Escritos corsarios (pp. 39-42). Galaxia Gutenberg.

3. Zafra, R. (2021). Ambivalencias de la autoexplotación.: El trabajo es mi vida. En Frágiles (2.a ed., pp. 49-56). Anagrama.



 

¿Quién puede participar?

El club esta dirigido a personas adultas (a partir de 18 años) relacionadas profesionalmente y/o interesadas en la cultura.

¿Cómo puedo participar?

La asistencia a las sesiones es libre y gratuita hasta completar aforo. Si quieres recibir más indicaciones para preparar y participar de forma más activa y ágil en las sesiones es necesario cumplimentar la inscripción. Además, habrá ejemplares de los libros disponibles para el préstamo en la biblioteca del CENDEAC.

Recomendamos a todas las personas interesadas en asistir inscribirse cumplimentando el formulario en este enlace INSCRIPCIONES AQUÍ.

 

 

Para más información puedes dirigirte a alejandro.zambudio90@gmail.com

 


El Club de Lectura estará guiado por Alejandro Zambudio.

Alejandro Zambudio (Murcia, 1990). Graduado en Derecho. Colabora en JotDown, CTXT, Letras Libres, La Lectura de El Mundo.

 

Breve memoria de la actividad:

El club de lectura Pensar la Cultura tenía como objetivo hablar de la cultura desde el ámbito productivo, y también reivindicar ese conjunto de tradiciones, saberes y costumbres que dan continuidad a una comunidad. Para ello, utilicé tres textos bastante elocuentes, como Escritos corsarios de Pier Paolo Pasolini, Frágiles de Remedios de Zafra y Realismo capitalista de Mark Fisher. Del libro de Pasolini elegí Culturización y culturización, porque sus críticas a la sociedad de consumo aún permanecen vigentes. Basta con ver las redes sociales para ver que hoy en día, citando a Lévi-Strauss, hay «un monocultivo de hombre en masa». El texto de Remedios Zafra, Ambivalencias de la autoexplotación, el trabajo es mi vida, trata sobre la paradoja de la «libertad de elección» en nuestras sociedades, haciendo del trabajo creativo y del autónomo  un empresario de sí mismo. Mark Fisher, con Realismo capitalista, se ha convertido en uno de los grandes «médicos» de la cultura de nuestro tiempo, incidiendo en la incapacidad de poder pensar en una cultura más allá de la nostalgia, materializándose en la ausencia de  un proyecto de futuro compartido. Como si el «no hay alternativa» de Margaret Thatcher fuera una maldición. Propuse el capítulo titulado Impotencia reflexiva, inmovilización y comunismo liberal, porque creo que es el escrito que mejor explica la pasividad y la conversión del ciudadano en consumidor, especialmente en los jóvenes. La impotencia reflexiva, para el británico, supone la aceptación por parte de estos de la dificultad de imaginar un mundo distinto al propuesto por el sistema capitalista. 

Me pareció interesante, porque en el club había bastantes jóvenes, y ese texto les interpelaba directamente. Es curioso porque les hablan constantemente de la necesidad de vivir el tiempo presente y de olvidarse del futuro al mismo tiempo que les bombardean con el mensaje de que cualquier tiempo pasado fue mejor. La primera sesión fue de presentación de los objetivos del club, y consistió en explicarle a los inscritos el por qué de los libros y de los textos, así como los temas a tratar. En la segunda sesión entramos en el análisis de los textos propuestos. Salió el tema de la nostalgia y de cómo la década de los ochenta se ha convertido en una adicción que nos cuesta superar, ejemplificando el agotamiento de una producción cultural que sólo puede imitar las viejas formas del pasado, en lo referente a Mark Fisher. El texto de Pasolini nos llevó a abordar la fragilidad de los vínculos comunitarios, y de los pequeños actos cotidianos como gesto de reivindicación política o cómo la izquierda aún no ha sabido cuestionar el marco económico y político del neoliberalismo.  Encontramos similitudes en los textos de Zafra y Fisher tenían en común la crítica a una tecnología que ha diluido el concepto de espacio-tiempo, colonizando nuestros espacios de ocio y convirtiéndolos también en actividades de rendimiento. La tecnología, por mucho que los tecnofetichistas opinen lo contrario, rara vez es neutral. Esa fue otro de los temas a debatir. 

En mi experiencia, he comprobado con este club que lo que funciona es la sencillez y la diversidad. Se reunieron personas de distintos sectores profesionales y generaciones, lo cual era uno mis objetivos con esta iniciativa. Me ayudó a verificar que la gente es es más curiosa de lo que pensamos. El mundo académico y el literario pecan, en muchas ocasiones de no «bajar al bar» y hacerse entender. Como si la cultura fuera un ente muerto y no que se renueva constantemente con nuevas miradas. Actualmente, la cultura apenas tiene incidencia. Hay tendencias desagregadas. Por eso, para sacarla de esa marginalidad y hacerla útil, los clubes de lectura pueden ejercer de «guía» o de «faro». También he visto que a los interesados les incentiva más leer el capítulo de un libro que el libro entero, porque el capítulo les permite participar con más facilidad en las sesiones. Al comienzo de la segunda sesión, como anécdota, uno de los inscritos me dijo que, leyendo los textos, se sentía cada vez más identificado con su pertenencia a la clase obrera. Otro de los asistentes leyó un escrito que había redactado en el que reflexionaba sobre el texto de Zafra, comparando la autoexplotación con el mito de Sísifo de Albert Camus. Se generó un espacio confortable y seguro para todos. Y varios me contaron que fue su primera experiencia en un club de lectura y que querían volver a repetir. 

Ni mucho menos los problemas del mundo se curan leyendo, ni la cultura va a acabar con la extrema derecha, como apunta el ministro Urtasun; pero creo que un club de lectura puede hacer más comunidad que cualquier seminario o congreso de arte. Las sesiones salieron a la perfección no sólo por el trabajo de los inscritos, sino también por la labor que, previamente, llevaron a cabo Rocío Quiñonero y Tatiana Abellán, a quienes le agradezco la labor de coordinación de este club. Y también al CENDEAC por darme esta oportunidad y acoger este tipo de eventos.