21/12/2022
21 de diciembre / CENDEAC / 19:30h. Entrada libre y gratuita hasta completar aforo
Ana Barriga clausurará la undécima edición del curso hablando de Oli Epp
Título_ READY PA EL SHULEO
Resumen_ El trabajo de Ana Barriga, se basa en un juego constante entre el pasado- presente- futuro, de una forma divertida e irreverente. Siempre, dando un significado nuevo a objetos, conceptos e imaginario que parecían estar consolidados de una forma o representar algo determinado, pero que al combinarlos y observarlos desde la realidad actual cobran un nuevo sentido.
Es como felicitar las navidades con el video de la Lola Flores a través de WhatsApp, hay cosas que, aunque pase el tiempo siguen manteniendo su esencia pero se adaptan en un nuevo marco y aportan un nuevo significado.
En esta charla se comentarán las fuentes de inspiración contemporáneas en el trabajo de Ana, como Oli Epp, pero también otras fuentes de inspiración que no son sólo en un ámbito de la pintura presente pero que influyen a la hora de crear su arte.
Ana Barriga Oliva (Jerez de la Frontera, 1984), cursó estudios en ebanistería, diseño de mobiliario y artes aplicadas a la piedra en las escuelas de arte de Jerez y Sevilla, en 2014 Barriga se licencia en Bellas Artes por la Universidad Sevilla y Máster ‘Arte: idea y producción’ (2015). En 2013, lleva a cabo su primera exposición individual a través de la beca Iniciarte. ‘Panel de Control’, a la que siguen otras tantas exposiciones individuales como ‘El hombre y la madera’ (2015, Galería Birimbao, Sevilla), ‘De animales a Dioses’ (2019, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla), ‘Maní’ (2020, Kristin Hjeldelger Gallery, Londres), ‘Robots, dinosaurios y galletas’ (2021, Padre Gallery, Nueva York) o ‘+10V3’ (2022, Volery Gallery, Dubái). Ha participado en diversas exposiciones colectivas y ferias (entre ellas ARCO, Estampa, MACO, Art Busan o Kiaf) que le han llevado a mostrar su obra en toda España, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia, China, Corea, Suiza o México. Además del reconocimiento a través de casi 40 premios como la propia beca Iniciarte de la Junta de Andalucía (2013), Generaciones de la Fundación Montemadrid (2019) o el prestigioso premio a la innovación de BMW (2021), entre otros tantos.
A la hora de analizar la obra de Ana Barriga es importante tener en cuenta los tres estratos que lo conforman. Un primer estrato como imagen, un segundo estrato que tiene que ver con elementos formales y un tercer plano discursivo. Ana Barriga busca que la primera impronta que genere su obra al espectador sea como imagen. Es decir, que a simple vista la obra sea asumible para el espectador a través de una sencilla y atractiva estética, carente de complejidades evidentes. No obstante, para alcanzar dicha sencillez es necesaria una complejidad técnica que queda a disposición de la evocación vitalista, divertida y atractiva que cuenta la obra de Ana Barriga. Y finalmente el plano discursivo, cuya narrativa se origina desde el proceso creativo, a través del azar, cuando Barriga compra objetos encontrados en rastros o mercadillos. Una vez en el estudio, el objeto pasa al lienzo a través del bodegón, hecho importante en la narrativa de la obra por dos cuestiones: es un género que permite un estudio exhaustivo del objeto, pero también el bodegón es denominado naturaleza muerta por el carácter inerte de lo que se representa, y sin embargo es el género utilizado por Ana para llenar de vida esos objetos obsoletos. En este ejercicio de resurrección del objeto, Ana no sólo recurre a aspectos técnicos, formales o cromáticos, sino que hace uso de una iconografía ecléctica que alude a cuestiones inherentes al ser humano, como lo religioso, lo ritual, lo emocional o lo pasional. Una iconografía donde se entremezclan lo dionisiaco y lo apolíneo, lo divino y lo terrenal, donde se entremezclan elementos técnicos aparentemente contrarios, como por ejemplo la factura controlada e impecable y los grafismos o garabatos intuitivos y expresivos, ejecutados a través del spray, con los que Ana Barriga en ocasiones culmina sus obras. Porque según Ana, tanto la vida como la pintura, para vivirlas plenamente, no deberían ser tomadas con demasiada seriedad. Y es que, a pesar del carácter fantástico que parece sobrevolar sus obras, lo que realmente se refleja (que no representa) en la pintura de Ana Barriga es su modo de transitar la vida.