04/06/2014
LA JUNGLA INTERIOR (2014), DE JUAN BARRERO
Proyección: miércoles, 4 de junio / 20.30h / Filmoteca Regional Francisco Rabal / Sala B
Entrada: 2,50€. Juan Barrero participará en un debate con el público tras la proyección.
SINOPSIS
Como un (¿falso?) documental de naturaleza, en el que el objeto de observación no es ya un animal o una planta cualquiera, sino uno mismo y su contexto más inmediato, La jungla interior conforma un dispositivo en el que el amor y el odio, la Historia y la cotidianidad, la naturaleza y la cultura se entremezclan sin piedad ni lirismo.
En un tiempo en el que la lógica de la intimidad gira en torno al selfie, esa expresión individualista (yo modelo/yo fotógrafo) dirigida por la gelidez de una felicidad impostada, Juan Barrero instaura un golpe seco sin concesiones: la intimidad anclada entre el amor, la desconfianza, el engaño, el asco y la reconciliación. He aquí varios objetos de observación: cuerpos humanos que se acercan y se desean, se distancian y se repelen para aguantar el peso de su propia existencia.
La jungla interior, primer largometraje de Juan Barrero, se presenta así como una película sobre el cuerpo y sus transformaciones, sus atractivos y sus miserias, su belleza y su horror. Una película sobre el modo en que Juan y Gala, los protagonistas indiscutibles del relato (humanos escrutados por un científico danés como desdoblamiento subjetivo del propio director), se muestran insertos en una corriente que los supera: el deseo de una maternidad que no atiende a argumentos y su rechazo por un futuro padre a quien esta condición le horroriza.
Schopenhauer (en su concepción a-histórica y sin duda problemática del Ser) podría afirmar que La jungla interior muestra a la perfección su desencantada concepción del Amor: más allá de todo romanticismo, éste no es otra cosa que el instrumento que la Voluntad de Vida ―latente y subyacente como sustrato primordial de todo lo que existe― utiliza para seguir regenerándose una y otra vez. El Amor no es más que un engaño embellecido que invita a los cuerpos a juntarse para, inmersos en lo que consideran su propio deseo, reproducir la Vida misma en un nuevo ser. El ser humano utilizado entonces, al igual que la orquídea, el mosquito o el hipopótamo, para la mera reproducción de la vida.
Javier Fuentes Feo